
Quiero ser margarita entre tu pecho
nacida de tu fuego y su firmeza,
de tu volcán y su delicadeza,
brotando de tu anhelo insatisfecho.
Quiero nacer de ti, de tu grandeza,
y quiero florecer sobre tu lecho;
y quiero que olvidemos la tibieza,
amándonos sin miedo, en la rudeza
de abrazo ardiente, cálido y estrecho.
Madrigal