Yo que siempre me burlé, del amor y la decencia,
conquistando con paciencia, las señoras que encontré,
sea casada o soltera, que en mi camino yo vi,
muy pronto la despedí, después que la enamoré.
Esta fue siempre mi vida, mi moral y mi estandarte,
de partir antes de amarte, cuando en mis brazos rendida,
quedaba la bella moza, con llantos de incomprendida,
que después que el hombre goza, debe emprender la partida.
Mas contigo tropecé, y sin saber la razón
me robaste el corazón, sin saber yo como fue,
¿Que me disteis de beber?, que sin olor ni sabor,
¿algún filtro del amor, me pusiste a mi,… mujer?.
Y hoy por la vida camino, preso siempre de tu ser,
sin mirar a otra mujer, pues solo tu eres mi destino,
Y yo que era burlador, hoy siempre estoy a tu lado,
y me siento más burlado, y más preso de tu amor.
J. Gall