en la ciudad que baña el río Tormes;
y en silencio, con lágrimas enormes,
el hombre llora a su princesa blanca.
¡Quedose huérfana, la noche, y manca!
que los novios ya posan disconformes
y duelo visten en sus uniformes:
la ilusión que perdida, yace estanca.
¿Qué luz brillará en la noche soñada
si la niña alba tornase cenizas
y al alma nos deja, pasión salada?
¿Qué destellos de nácar y de tizas
Iluminarán la vieja ensenada,
Cuando sollocen las sombras mellizas?