te dormiste en mis brazos.
Antonio Gala
Quedaste ahíta de placer y semen
después de la pasión enardecida.
Besaba tu sonrisa y te dormiste,
acaricié tu cuerpo de gata satisfecha;
pero ya no eras tú:
tu ser volaba en aras de otro sueño,
te alejabas de mí, ya no eras mía.
Tampoco yo era el yo de hacía un momento,
que, tendido a tu lado,
en aras de mi sueño ya volaba;
y eran sueños distintos:
yo no estaba en tu sueño y tú en el mío,
como sombra difusa,
distante te perdías...