El gran Rabí
"Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Que buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es Maestro), ¿donde moráis?" ( Juan, 1:38)
"Natanael le dijo: "Rabí tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel."
El gran Maestro fué la primera creación de Dios, es su hijo primogénito, y vivió con él en el cielo, en forma espiritual, antes de venir a la tierra a enseñarnos la verdad acerca de Dios, y entregar su vida para liberarnos de nuestros pecados.
Fué el Maestro por excelencia, parte de su ministerio fueron las bienaventuranzas, las parábolas y la oración del Padrenuestro, y nos fué llevando siempre a la fuente de toda sabiduría, nuestro Padre celestial.
También nos enseñó con su ejemplo.
En la última cena, al lavar los piés a sus discípulos, nos hizo ver que debemos servir con amor a los demás, sin pretender que nos sirvan, creyéndonos ser mejores y más importantes que otros.
Ser serviciales cómo él lo fué.
"El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir." ( Mateo, 20:28).
Nosotros debemos aprender de él siendo sus verdaderos discípulos, imitando su ejemplo y aprendiendo siempre más y más del gran Rabí.
Nos enseñó que debemos perdonar, y no sólo una vez, sino setenta veces siete, sin importar cuántas veces nos hieran, debemos perdonar de corazón, cada uno a su hermano, y Dios en su maravillosa bondad, tambien nos perdona, así como nosotros perdonamos.
También nos dejó una buena lección: la obediencia. Si amamos a Dios debemos obedecerlo, cumpliendo sus mandamientos.
Siempre debemos obedecer para que nos vaya bien y seamos de larga vida, como dice en Efesios, 6:3.
Adán y Eva fueron expulsados del paraíso por no obedecer.
La bondad, esa virtud que Cristo nos enseñó a cultivarla con los demás, sin prejuicios, ayudando a otros sin importar quienes sean.
Acá cabe muy bien la parábola del buen samaritano que ya todos conocemos.
Nos enseñó a orar, con el Padre, en secreto, ( Mateo,6:6), ya que Dios escucha las oraciones aunque sean en silencio. Y en la oración del padrenuestro, le pedimos cosas que siempre debemos agradecer por ellas, ya que el oído del Señor están atentos a nuestras oraciones. ( Pedro, 3:12).
Ser mansos y humildes de corazón, y no responder ante una ofensa con la misma moneda, no debemos enojarnos ni pelear, debemos ser pacíficos, como él lo fué.
Hagamos como dice 2 Timoteo, 2:24, "Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido."
Nos indicó que jamás debemos ser los primeros, siendo humildes recibiremos honra. "Cualquiera que se enaltece, será humillado, y el que se humille será enaltecido."Lucas, 18:14).
No debemos mentir, y como leemos en Mateo, 5:37, "Que nuestor hablar sea sí, sí, no, no, porque lo que es más de ésto, de mal procede"
Procede del Diablo, ya que Jesús dijo que el Diablo es el padre de la mentira, y si mentimos estamos haciendo lo mismo que él.
Dios es veraz, y desea que nosotros también lo seamos.
"Por lo cuál, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo." ( Efesios, 4:25).
Su mas grande lección fué hacernos ver qué debe ser lo primero y más importante en nuestra vida: Dios Padre, nuestro Padre celestial, agradeciéndole todos los días por tantas y tantas cosas que recibimos de él, y también dar las gracias a las personas que nos rodean y también recibimos favores de ellos.
Con su resurrección proclamó que la muerte no es el fin, sino el principio de todo lo que él nos dejó.
Nos dejó sus enseñanzas, su sabiduría y su verdad, nunca morirán, perdurando por siempre.
Pongamos nuestra fe y nuestro corazón en el gran Maestro, que es amigo y hermano de todos los hombres por él redimidos.
Que sea la luz que va alumbrando nuestro camino hacia él, el único que salva y dá la vida.
Nos enseñó lo que es el amor, el mejor de los sentimientos, y a AMAR.
"Un nuevo mandamiento os doy: que os améis unos a otros, que del modo que yo os he amado, así también os améis reciprocamente. Por aquí conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor unos a otros." ( Juán, 13:34-35).
Sus enseñanzas fueron sublimes, sus parábolas maravillosas, dejándonos aquí en la tierra la obra más importante que él vino a realizar: enseñar las buenas nuevas del reino de Dios.
Fué el hombre más sabio que haya existido y el mejor Maestro.
LEONOR
"Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Que buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es Maestro), ¿donde moráis?" ( Juan, 1:38)
"Natanael le dijo: "Rabí tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel."
El gran Maestro fué la primera creación de Dios, es su hijo primogénito, y vivió con él en el cielo, en forma espiritual, antes de venir a la tierra a enseñarnos la verdad acerca de Dios, y entregar su vida para liberarnos de nuestros pecados.
Fué el Maestro por excelencia, parte de su ministerio fueron las bienaventuranzas, las parábolas y la oración del Padrenuestro, y nos fué llevando siempre a la fuente de toda sabiduría, nuestro Padre celestial.
También nos enseñó con su ejemplo.
En la última cena, al lavar los piés a sus discípulos, nos hizo ver que debemos servir con amor a los demás, sin pretender que nos sirvan, creyéndonos ser mejores y más importantes que otros.
Ser serviciales cómo él lo fué.
"El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir." ( Mateo, 20:28).
Nosotros debemos aprender de él siendo sus verdaderos discípulos, imitando su ejemplo y aprendiendo siempre más y más del gran Rabí.
Nos enseñó que debemos perdonar, y no sólo una vez, sino setenta veces siete, sin importar cuántas veces nos hieran, debemos perdonar de corazón, cada uno a su hermano, y Dios en su maravillosa bondad, tambien nos perdona, así como nosotros perdonamos.
También nos dejó una buena lección: la obediencia. Si amamos a Dios debemos obedecerlo, cumpliendo sus mandamientos.
Siempre debemos obedecer para que nos vaya bien y seamos de larga vida, como dice en Efesios, 6:3.
Adán y Eva fueron expulsados del paraíso por no obedecer.
La bondad, esa virtud que Cristo nos enseñó a cultivarla con los demás, sin prejuicios, ayudando a otros sin importar quienes sean.
Acá cabe muy bien la parábola del buen samaritano que ya todos conocemos.
Nos enseñó a orar, con el Padre, en secreto, ( Mateo,6:6), ya que Dios escucha las oraciones aunque sean en silencio. Y en la oración del padrenuestro, le pedimos cosas que siempre debemos agradecer por ellas, ya que el oído del Señor están atentos a nuestras oraciones. ( Pedro, 3:12).
Ser mansos y humildes de corazón, y no responder ante una ofensa con la misma moneda, no debemos enojarnos ni pelear, debemos ser pacíficos, como él lo fué.
Hagamos como dice 2 Timoteo, 2:24, "Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido."
Nos indicó que jamás debemos ser los primeros, siendo humildes recibiremos honra. "Cualquiera que se enaltece, será humillado, y el que se humille será enaltecido."Lucas, 18:14).
No debemos mentir, y como leemos en Mateo, 5:37, "Que nuestor hablar sea sí, sí, no, no, porque lo que es más de ésto, de mal procede"
Procede del Diablo, ya que Jesús dijo que el Diablo es el padre de la mentira, y si mentimos estamos haciendo lo mismo que él.
Dios es veraz, y desea que nosotros también lo seamos.
"Por lo cuál, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo." ( Efesios, 4:25).
Su mas grande lección fué hacernos ver qué debe ser lo primero y más importante en nuestra vida: Dios Padre, nuestro Padre celestial, agradeciéndole todos los días por tantas y tantas cosas que recibimos de él, y también dar las gracias a las personas que nos rodean y también recibimos favores de ellos.
Con su resurrección proclamó que la muerte no es el fin, sino el principio de todo lo que él nos dejó.
Nos dejó sus enseñanzas, su sabiduría y su verdad, nunca morirán, perdurando por siempre.
Pongamos nuestra fe y nuestro corazón en el gran Maestro, que es amigo y hermano de todos los hombres por él redimidos.
Que sea la luz que va alumbrando nuestro camino hacia él, el único que salva y dá la vida.
Nos enseñó lo que es el amor, el mejor de los sentimientos, y a AMAR.
"Un nuevo mandamiento os doy: que os améis unos a otros, que del modo que yo os he amado, así también os améis reciprocamente. Por aquí conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor unos a otros." ( Juán, 13:34-35).
Sus enseñanzas fueron sublimes, sus parábolas maravillosas, dejándonos aquí en la tierra la obra más importante que él vino a realizar: enseñar las buenas nuevas del reino de Dios.
Fué el hombre más sabio que haya existido y el mejor Maestro.
LEONOR