
En rosas y turgentes caracolas
se fue tambaleante mi cordura,
al verte tan mujer y tan segura
en la ola de la mar donde acrisolas.
Orquídeas, tulipanes y amapolas
naufragan en la piel de tu cintura,
y dejan el aroma de su hechura
en labios que con besos arrebolas.
Perdido en el festín de tus manjares,
enhiesto sobre arenas movedizas,
olvido un juramento en los altares
y dejo a los costados las premisas,
que cierran esas puertas consulares
al reino de tus diáfanas sonrisas.