VOLVER HA EMPEZAR
Un suspiro acarició mi corazón hoy con la alborada, era una sensación extraña, extraña porque hacía mucho que no me sentía así. Encendí la radio, estaba sonando una canción que en su tiempo deleitaba no sólo a mis oídos; entonces dentro de mi pecho el corazón palpitó con fuerza. Abrí una ventana tal vez intentando escapar de ese momento, pero el dulce perfume de las flores entró para confundirse con el aroma del café caliente en la mañana, que yacía servido en la mesa. Fue en ese instante que evoque aquella dulce mezcla, aquella de la cual alguna vez ya tuve un nombre. Súbitamente ese nombre lleno el vacío de mi casa, mas no el de mi corazón. Resonó su ausencia dentro de mi alma, volví el rostro hacia la pared algo incrédulo y muy confundido, y por azares del destino al mirar la fecha en el calendario volví amarla desesperadamente como aquel día cuando todo empezó….
La vida sigue, los días pasan y pasan castigando el cuerpo con los años; las cosas cambian, el amor también y uno junto con él, a veces sin siquiera darnos cuenta, pero también a veces el cariño se detiene en el tiempo posándose en el alma, bañándose de sentimientos y recuerdos hasta formar una coraza que olvidamos destruir.
Amar así, error o no, sólo Dios lo sabe. Pues, si razonamos basados en conductas correctas que si bien le dan tranquilidad a la conciencia le quitan alegría al corazón; nos hacen sonreír por fuera y sufrir por dentro amparados en la base de lo que “está bien”, ¡Y está bien!, pero quien enseña ha amar de una manera correcta al corazón, quién puede controlarlo cuando se abre por instinto al amor, cual girasol en busca del sol, es tan maravilloso, tan natural, y las “cosas naturales no se deben evitar”.
Mucho se puede haber dicho, pero lo cierto es que cuando se enamora poniendo el corazón el amor se siente en todo el cuerpo, entonces somos capaces de amar; sin embargo no nos engañemos, si aquella persona que ha llegado no es capaz de diluir aquel amor acorazado que en el camino dejamos es difícil amar nuevamente. Si uno no es capaz de dar, indiferente de lo que pueda recibir, si nos entregamos menos quizá por el temor de volver a sentirse herido y desconfiamos sin querer de quien intenta querernos, entonces aún no es tiempo; pero tengamos en cuenta el no tornarnos egoístas al negarnos el amor y sus encantos, pues no sufrimos solos alguien también sufre por nosotros.
El contraste de la vida que se ampara en el amor, es la vida que se lleva en soledad, la que encierra un dolor profundo que también se siente en todo el cuerpo. Es el riesgo que se corre en el amor, que se comprende cuando este se aleja, se termina y por último se olvida de nosotros. “Pero no nacimos para quedarnos solos, nos quedamos solos porque no quisimos que el amor naciese”.
No dejemos que el dolor nos sobreviva, aprendamos de el aunque esto pueda parecer irónico, lloremos si tenemos que llorar, valoremos aquello que en su tiempo no lo supimos hacer, no guardemos rencor a quien en su momento nos alegro los días, y recordemos que el dolor mantiene vivos nuestros sentimientos y que mientras vivos estemos “nuevamente podemos empezar”.
No nos neguemos la oportunidad de ser felices, que el pasado nos enseñe en el presente sin que este nos afecte en el futuro, amemos más de lo que esperamos que nos amen, esperemos menos de lo que nos puedan ofrecer, sigamos soñando y creyendo en el amor, pues es la fuerza que nos motiva en la vida cada día, agradezcamos la dicha que el amor con nombre propio en los pasos recorridos nos mostró, y que el camino venidero con la experiencia ya vivida se tornará mucho mejor.
……No me había dado cuenta que durante todo este tiempo había mantenido intacto no solo su recuerdo, sino también mis sentimientos hacia ella. Observe la foto donde estábamos juntos, donde inconcientemente detuve mi vida cuando se marcho; leí el último poema que le escribí hace siete noches, poema que sabía que nunca leerá. Habían pasado ya tanto tiempo, muchas fechas especiales y aunque ansioso espere junto al teléfono su dulce vos no volví ha escuchar.
Pensé en lo que me estaba sucediendo, del porqué no pude volver ha empezar, supe entonces que el amor es como un jardín de rosas: hermoso y bello en un auge de primavera mientras dura, pero cuando muere se tiene que preparar muy bien la tierra para que aquel nuevo rosal pueda germinar, de lo contrario este morirá. Entendí también porque nunca supe de ella, que si nunca me buscó fue porque alguien lleno aquel vacío que deje, ahora debe ser nuevamente feliz, y aunque no pudo serlo a mi lado debo estar tranquilo.
El café caliente acostumbrado yacía tibio en la mesa, al beberlo su sabor fue distinto pero agradable, guarde la foto que antes exhibía y antes de colocar con los otros tantos mi último poema, lo leí una vez más, pero al terminar este no era el mismo, lo sentí falto de emoción, es quizá el sentir de la resignación, o tal vez el del olvido… ¡no lo sé!, pero me voy, me voy porque es un nuevo día y no me negaré la oportunidad de disfrutarlo al máximo.
Bardo (T.Ch)
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