Era un lego franciscano
de la Lima Virreynal,
a todos daba su mano,
y a nadie deseaba el mal.
Fray Gómez era la forma
como el pueblo conocía
a este hombre que por norma
oraba de noche y día.
Varios milagros él hizo
por el año mil seiscientos,
pero hay uno en que Dios quizo
que se acaben los lamentos
de un hombre muy piadoso
y de oficio buhonero,
buen esposo, muy juicioso,
y en amar a Dios primero.
Un día necesitaba
saldar una deuda vieja,
fray Gómez oyó la queja
pues con amor lo escuchaba.
Fray Gómez tomo un papel
y atrapó a un alacrán,
le dijo al hombre: -Con él
ya las penas se te irán.
El buhonero asustado
y también con gran temor
en un bolso y con cuidado
puso el paquete del favor.
Fray Gómez lo animaba
a que no tenga temor
y por orden del Señor
esa "alhajita" le daba.
-Empeñe usted esta alhajita
(le dijo el humilde lego),
y verá como mas luego
toda deuda se le quita.
Al llegar a su pobre hogar
le dió el bolso a su esposa
y ella pudo así sacar
una joya preciosa
que a un alacrán parecía.
Empeñaron el bello objeto
con el dinero completo
y la deuda se puso al dia.
Recuperada la alhaja
después de la deuda saldar
la pusieron en una caja
y al convento fueron a dar.
Fray Gómez agradeció
la puntual devolución
y en la ventana colocó
a la joya en cuestión.
Diciendo sin desatino
y con devota oración:
-Animalito de Dios, sigue tu camino.
Y le echó la bendición.
Y el alacrán libremente
se puso a caminar
por las paredes nuevamente
de su franciscano hogar.
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Mariano Bequer,
Maracaibo, 27/10/04