En mi diaria caminata
un día resbalé
dí con la cola en el suelo
¡¡qué susto que me llevé!!



Con la vista busqué ayuda
pero a nadie visualicé
y sentada en la vereda
sin zapato ví mi pie.



Este salió volando
al momento de caer
el pobre fué dando tumbos
hasta poderse detener.



Mi cola ¡como dolía!
pero yo soportaba el dolor
pues pensaba que podría
haber sido mucho peor.



Fué una suerte que vistiera
unos cómodos pantalones
de otra forma con polleras
se hubieran visto mis calzones.



Despacio me fuí levantando
con el miedo de tener
algún huecesillo roto
y no poder estar en pie.



A Dios gracias no fué así
y comenzé a caminar
pero ni me imaginaba
como la cola me iva a punzar.



Entonces ví que es lo que fué
lo que me hizo patinar
fué un pedazo de naranja
que un cretino allí, quiso tirar.



Desde entonces esa fruta
no la quiero ni probar
me caí por culpa suya
haciéndome resbalar.



Cuando llegué a mi casa
dos cojines ocupé
y pensando cuanto tiempo
la cola me iva a doler.



Me imaginé lo graciosa
que debí verme al caer
y soltando fuerte la risa
el dolor se me fué.
LEONOR