
LA PARCA
Alzó en mi corazón una chabola,
un puente de cristal definitivo,
un lecho para muertos, donde vivo
amándola y a punta de pistola.
Un centro comercial, una ikastola,
un cine, un cementerio fugitivo,
y el cincel de Rodín, (muy pensativo)
violando y sin violar al que la viola.
Una fuente, un andén, una campana,
el sexo los domingos, brisa a brisa,
junto el gorrión azul de la ventana.
Le chupo las falanges cuando guisa
la Parca su langosta cotidiana,
y a cambio, moriré de una sonrisa.
TADEO