Del arco triunfal de Queta
todo el que pasa disfruta,
del arte que ella tributa
como una gran poeta.
Es buena amiga, discreta,
muy noble y fiel en su trato
canta bello el ballenato,
en feria de su ciudad
entona lindo de verdad,
pues su arte en ella es innato.
Roberto
Que su arte en ella es innato
seguro es, aunque su esmero
convierte el arte en venero
do acude el vate sensato
que bajo su liderato
versa para ella exprofeso
mitad formal y travieso
siguiendo siempre su estela
y entrega en cada espinela
su amor, respeto y un beso
Madrigal
Su amor, respeto y un beso
jamás les será negado,
por ser cariño preciado
que también yo les profeso.
Ahora que al fin regreso,
los abrazo “mosqueteros”
por ser amigos sinceros
luchando por un ideal,
a Roberto y Madrigal
bendición a sus tinteros.
Queta
Bendición a sus tinteros
y al alma que es de poeta,
tiene llena su gaveta
de sentimiento sinceros.
Son sus ojos cual luceros,
que los días iluminan
como brillos que fascinan,
y embellecen los caminos
de bates y peregrinos,
que por las sendas caminan.
Roberto
En las sendas que caminan
las almas que se congregan,
las que siembran o que siegan
y en rescatar se empecinan
sentimientos que germinan,
saciarán sus corazones,
sentirán las emociones
de todo aquel escritor
que detrás del monitor
son gentiles cicerones.
Queta
Son gentiles cicerones
que muestran las maravillas,
la belleza de Sevilla
que roba los corazones.
Sus virtudes y sus dones,
sus gentes y catedrales,
ambientes inigualables
que se vive en esta tierra,
embrujo que ella encierra,
en sus gentes tan amables.
Roberto
Por sus gentes tan amables
voy conociendo rincones
de España y otras naciones
entre letras admirables.
No es necesario que hables,
estoy viendo la pintura,
Sevilla es una hermosura,
de Madrid a Extremadura
todo en tu tierra es belleza
y en su gente la nobleza,
nos invita a la aventura.
Queta
Nos invita a la aventura
ésta tierra tan hermosa,
donde de la flor la rosa
lozana luce frescura.
De la mujer la dulzura
es lo que yo más valoro,
es preciado cual tesoro
el amor de aquella dama,
cuando este hombre que la ama
a ésta madame yo adoro.
Roberto