Soplaba el viento
en la sombría estación del invierno.
Ardía el fuego
de la vieja chimenea.
Y en un silencio
inoportuno en el haber,
un lúgubre susurro
actuó.
Imaginación. Ilusión. Sueño...
tonta idea de que eras tú.
El aire seco y vivaracho
se hacía dueño de aquel hostil momento.
De nuevo... un lúgubre susurro
se hizo presente.
Pero esta vez,
de tu dulce voz se vistió.
Todos los inviernos
es lo mismo.
Todas las tardes
junto al fuego, siento lo mismo.
Ojalá algún día
el viento de nuevo,
te traiga de vuelta.