
Ahora debo yo, dos alabanzas.
Dos mujeres que han en mí, forjado,
lo que hoy es la alegría, en mis días.
Las alabo, porque nunca ún pensamiento,
cruzó por sus mentes, para dejarme de lado,
sin entregarme sus amorosos cuidados.
Años... muchas veces preocupados,
pero tenían la fuerza que podría desatar,
lo que me tenian que entregar.
Lo que nadie pudo hacer, hacerme prosperar,
con mi carga soñadora, llena de juventud,
así, han cambiado de mí, cada momento que vivo.
Cuando el día comienza a romperse
encuentro lo bueno y lo malo,
recordando lo que ellas tenían.
Aquellas miradas de águilas aun me recuerdan,
siempre, encima de la raíz de mi corazón,
flujos llenos de dulzor y tiemblo de pies a cabeza.
Entre dulces, pensamientos mi mente encantada
siempre las recuerda;
"Mi abuela, y mi madre."
Y ahora que al cielo las dos han volado,
quiero decirles que aunque se fueron,
no las he olvidado!!!
Las amo... Dios mio, como las amo.
Almatriste.
