
Jóvenes en caminata,
al llegar la primavera,
les llevaban serenata
a novias y compañeras.
A alguien que estaba cantando
con voz chillona— usted sabe—,
por estar desentonando,
le estaban aconsejando
que hiciera el tono más grave.
Cuando estaban ensayando,
el joven volvió a chillar
saliéndose de la clave,
es decir desafinando.
Y otro dijo, sin dudar:
cuando lo estaba escuchando:
"Te aconsejaron que grave,
mas nunca que agonizando”.