ni hubo insensibilidad,
hubo imposibilidad
de cumplir con mi querencia.
Como me falta elocuencia
me gusta regalar flores,
para adornar mis amores.
En el día de la mujer
fue imposible aparecer
para rendiros honores.
Madrigal
Aún no nos los has rendido
pero ni joyas ni flores
ni tan siquiera de amores.
De todo te has evadido
Y has estado bien dormido.
Mas ya estás en la pasota
donde todo se alborota
y de verte estoy contenta
Es que no te has dado cuenta
que por tu amor ando rota...
Esther
¡Qué declaración de amor!
Alistaré vestimenta,
el color menta me asienta,
seré madrina de honor.
Esther ya sacó el candor
que guardadito tenía,
para Madrigal sería;
no cabe ninguna duda,
aunque sea testaruda
a sus pies se rendiría.
Queta
Ni te pienses que me rindo,
tengo preparada caña
y a nadie ya eso extraña
pues bien os bajo del guindo.
Y del amor yo prescindo
porque todo lo alborota,
me entra por la cocorota
pero lo destierro luego
Y es que lo encuentro pasiego.
Y eso a mí jamás me brota...
Esther
Con ese genio y figura
que nos vienes demostrando
amor con mazo vas dando,
hasta perder compostura.
A veces toro de Miura,
otras un dulce manjar,
una zurra te he de dar
si sigues con tus desplantes
con tus vientos tan cambiantes,
al zorzal vas a alocar.
Queta
No se alocará el zorzal
pues habla el mismo dialecto
y sabe que es todo afecto
con una mica de sal.
Una lectura banal
de estos fingidos torneos
confunde los coqueteos
con luchas emocionales.
Solo son juegos florales
de inofensivos gorjeos.
La agresividad de Esther
es tan solo de boquilla,
como mimo en la barbilla
que está pidiendo querer.
Sirve para embellecer
más aún la singladura
sin perder la compostura
de este juego de flirteo
que es amoroso escarceo
de inocente travesura.
Madrigal
Que yo le voy a alocar'
Como si estuviera cuerdo,
ni le gano ni le pierdo
que no me deja lugar,
quietecito va a quedar
casi peca de obediente
pues si puede nunca miente
que se las da de sincero,
Ni se lo que de él espero.
Pero le digo Detente...
Esther
Tienes ganas de pelea
y yo no tengo ninguna,
gitana, piel de aceituna,
acero que centellea.
Tras la ceniza que humea
viven las brasas ardientes,
quedan recuerdos candentes,
fuego de tiempos pasados
que nunca serán borrados
por mucho que ahora lo intentes.
Madrigal
Baja tienes la tensión
cuida no te dé un telele
y ese bajón se te cuele,
toma refresco al limón
Y has de tener ilusión
que a tu aire bien te mueves
y es que a todo bien te atreves
para añorar el recuerdo,
te advierto que yo no pierdo
me son los instantes breves...
Esther
Nadie está libre de nada
no solo por la tensión;
bajo el vuelo del halcón
no está libre la becada.
Protegido en su morada
como lugar más seguro
regresa al “ángulo oscuro”
donde el arpa polvorienta
ni sufre ni se impacienta
por conocer su futuro.
Madrigal
Ay zorzal te daré un mino
si es que malito has estado,
casi me he sobrepasado
Y es mucho lo que te estimo,
a veces muy mal yo rimo
y un gazapo se me escapa.
El amor todo lo tapa
y verte me da alegría,
lleno estás de algarabía
Por eso la mía empapa...
Esther
A Esther
Regresó al ángulo oscuro
como un aguerrido halcón
a dejar en tu balcón
sus versos como conjuro.
Tiene un corazón tan puro
que ni con doble sentido
se nota que no es bandido,
es hora de darle un mimo,
para devolverle el ánimo
si es que estuvo alicaído.
Queta