
EL GRITO
Desesperado,
con esta enfermedad que me calcina,
por esta inmensidad entre tus manos y mi pecho,
por el beso en su luz que me lastima,
odio estar separado de tus labios,
odio estar distanciado de tu lecho.
Se que me amas,
me lo ha dicho el viento en la mañana,
lo murmura la luz callada de la luna,
me lo dice la tarde con sonrojos,
lo dicen, repetida y profundamente,
las estrellas de tus ojos.
En mi retiro,
solo,
cuando te veo en la mente,
te siento en mi interior tan infinito,
escucho tu voz en el silencio
diciendo, con suave acento,
-te quiero, mucho, amor,
te necesito-,
y entonces,
es cuando el alma llora,
se desgarra,
y lanza un grito, por ti, desesperado,
impotente,
de no poder tenerte
abrazada al amor,
aquí a mi lado.
Leonardo Sáenz Baez