
Deja que murmuren cuando hacemos del río
hábitat amoroso a deshoras, sin tener en cuenta
ni las crecientes, ni las palizadas
¡ni los mordiscos de los peces mismos!
Deja el fuego que salga de sus bocas:
que digan que somos el delfín y la morena enamorados
sin hallar el delta. Que ciegos vamos a la deriva...
como el río sin cauce,
¡el río que besa todas las vertientes de la tierra!
Deja que digan que somos tan distintos
sin ton, ni sal...
Tú como el búho huraño y yo como la alondra cantora,
y que cojeando estamos en peligro de extinción.
Deja que pisen nuestros talones en vigilia constante,
y hasta que clausuren todas las fuentes de la naturaleza,
eso nada importa:
lo sé…lo intuyo…me deleito…lo adivino:
al final se escuchará la voz de los que ripian el amor
cuando sientan nuestro propio líquido fluir
en sus entrañas.
¡Será la voz de Eros!_
¡Dejadlos, son criaturas de la Castalia. ¡Oh! parece
como si agitaran un torbellino para bendecir las aguas!
Porque cuando se quiere de veras,
los murmullo pasan como caricia de mariposa
en plena primavera.
Deja que murmuren...que ya es nuestro el candor
de tal murmullo…y todas las beldades de la tierra….
Mariluz Reyes