Perdido,
en el pensamiento de los deseos
de vivir pasiones me encuentro,
como antes,
cuando niño.
Escondido tras la invisible muralla de la soledad,
eterna compañera de camino.
Sin tiempo para vivir aquello que aún no he vivido,
porque la tierra yerma, sólo pare frutos vacíos.
Tierra muerta desde el principio,
anegada por las ponzoñosas aguas
de las negras fuentes que le dieron vida.
No brotarán hermosas flores de tú seno,
el edor de tus entrañas ahogará su aroma,
la tornará reseca y frágil
y cualquier soplo de tú aliento la convertirá en cenizas,
para formar parte de tú yermo suelo.
Nadie sembrará en ti ilusiones de sueños compartidos,
porque no hay camino que conduzca hasta tú seno
y en tú umbral sólo crecen afilados espinos.
Tierra soy ¿por qué no destino?
Nubes que me hacéis sombría
labrad en mi caminos,
por los que corra vuestro llanto y arrase el llanto mío.
Ahogad mis aguas negras
y dad fuego a los espinos,
que cierran la entrada de estos campos muertos y fríos.
Regaladme un llanto largo
que borre de mis surcos cualquier signo,
de haber sido tierra muerta
desde el momento de haber nacido.
Y que después broten los líquenes
para dar paso al musgo frío,
luego cubridme de helechos verdes y de arbustos coloridos
y después, sí lo tenéis a bien,
abrid pasó a ese Sol amarillo
que de calor a está tierra y traiga la muerte a su frío .
...Y mandad un viento cálido
que en su seno viaje la semilla
de un árbol de dulces frutos
para que no vuelva a ser tierra muerta, hedionda y fría.