Poema=
Encuentro con Rumete... (Basade en hechos reales)

Una noche normal en el hospital, corría el mes de Noviembre de hace algunos ayeres, Por los ventanales de los camastros, se escuchaba el rebotar de las ramas secas otoñales, al ser impulsadas por un gélido viento, Eran minutos cercanos a las tres de la mañana, cuando decidí bajar por un paquete de sangre para una transfusión a un paciente, como de costumbre decidí tomar el ascensor un recorrido solitario a no ser por el embalaje de metal que canta al unísono de cada piso que descendía.
Para tener 3 meses de rotación, prácticamente conocía a todo el personal, a excepción de las chicas enfermeras que entraron de nuevo ingreso el fin de semana anterior, Al llegar al laboratorio como si entrase en otra dimensión la densidad del ambiente aumentó y mi piel al parecer se torno mas sensitivo, como si estuviera detectando algo que mi vista no podía, posteriormente antes de entrar al pasillo donde se encuentran los paquetes, vi una silueta detrás de un escritorio al inicio pensé que los chicos de la mañana habrían realizado cartones y pancartas para la festividad de muertos que en mi ciudad adquiere un renombre especial.
Pero al irme acercando la silueta tomaba mas y mas forma, detrás del escritorio principal una hermosa mujer con vestimenta de Doctora, en el sobrestante mirándome fijamente, muy hermosa como acabada de ponerse una ducha, con ojos intensos color de roble, y con una figura escultural que se dibujaba dominantemente bajo el vestido ajustado color granate bajo su bata, inmediatamente al verla su atuendo se me hiso algo extraño, ya que llevaba puesta una bata de la institución sólo que con un modelo que nunca había visto, el corte de la bata diferente y la insignia en su hombro, me hicieron recordar un retrato enorme de un médico fundador de ese hospital pero que databa unas décadas atrás.
Al percatarse de mi presencia, la doctora me cuestionó a cerca de mi presencia en el banco de sangre, a lo cual yo le argumente mi misión. Le pregunté si ella era nueva ya que en otras guardias no había tenido el gusto de conocerla, me comentó que era jefa de Laboratorio y que esa noche le había tocado guardia, mi interés por tan hermoso espécimen fue un poco más allá y traté de hacer más plática, preguntándole su nombre, sin embargo ella contesto muy cortante. Soy la Doctora Rumete, a lo que mi asociación mental, relacionó con un adverbio de origen Francés, mientras colocaba el paquete sanguíneo en su contenedor, me despedí y no se me olvidará jamás el olor que despedía de ella y la forma en que éste invadió la totalidad de la sala y sobrestante.
Subí a mi piso correspondiente y continuó esa guardia sin ningún altercado.
Exactamente 3 meses después en vísperas de navidad, me tocó cambiar de rotación feliz recibí la noticia ya que esta vez sería en el departamento de pediatría, un ala del hospital llena de amor y de muchas almas de angelitos a los que tendría que cuidar.
En mi primer guardia me toco alternar con una doctora que estaba por jubilare de apellido Montero, de carácter acentuado y poco tolerante a personal nuevo como yo, mas sin embargo en este tipo de situaciones ambos debemos tolerarnos para dar el mejor cuidado a nuestros pequeños enfermos.
Extrañamente al momento de presentarnos la Doctora traía una cara más de sorpresa desolación y tristeza, a lo que obviamente cuestioné que sucedía.
Me dijo que acababa de leer en el periódico que un joven de 15 años se había suicidado el día pasado, pero no había al parecer motivo alguno. Ella teniendo un hijo de esa edad, estaba perpleja sólo de pensar como un ser humano que recién inicia a vivir a sentir a amar, se decepcione del mundo en tal grado que decida acabar con su vida.
Le respondí que estaba en lo cierto y que también a mí me había impactado la noticia, pero ella misma replicó que si a veces uno como profesionista entra en desgracia y toma decisiones tan radicales como esa, como por ejemplo dijo ella, décadas atrás cuando recién entró al hospital tubo una amistad con una Doctora joven, hermosa, y muy bien portada proveniente del norte del país, la cual rebosaba vitalidad y buena salud, y que se identificaron desde su entrada a laborar.
Estaba en planes de matrimonio pero algo sucedió y su vida de pareja se vino abajo, ella con el pasar de los meses se tornaba más y más melancólica y se le veía rondando los laboratorios en las guardias como alma en pena, ya que era la encargada de esos servicios.
Un día antes de Octubre les tocó a ambas hacer guardia posterior ala colación de alimentos que se hace rondando la una de la madrugada cenaron juntas y la Doctora Montero la cuestionó y aconsejo que la vida era grandiosa y que no debería de seguir sufriendo por esa relación que se había perdido, a lo que su compañera se notó más triste y lastimera, como renuente a continuar viviendo sin un motivo, perdido en este entonces por su amor que no regresaría mas.
A las cuatro de la madrugada de esa misma guardia, la encargada de enfermeras gritaba horriblemente que todo el personal se percató de los gritos, una doctora yacía a las faldas del laboratorio, sin vida desangrada y con heridas en cuello y muñecas, todos resintieron esa pérdida en especial la Dra. Montero quien horas antes había cenado con la occisa y detectado su estado.
La historia en un principio me pareció lamentable pero se tornó horriblemente macabra al ser tan curioso como para preguntar el nombre de la Dra. Fallecida, a lo que prontamente me responde mi compañera de guardia. Ella era la Dra. Rumete , al decirlo sentí como si mi corazón se paralizara, comencé a sudar y mi piel nuevamente se tornó sensible, palidecí y mi compañera me pregunta si me sentía bien, le dije sí mientras de la impresión me senté en un banco que estaba cerca de nosotros, exhalé para incorporarme y recordar mi encuentro con la fallecida exactamente tres meses atrás, acababa de corroborar que a veces la energía de las personas muertas ronda perpetuamente por el lugar de su muerte.
Ni bien me incorporaba traicioneramente mi mente realizó un hallazgo mucho más macabro, al momento de suceder no lo había detectado y para terminar este relato dejo el análisis que hice a cerca del nombre de la Doctora, Rumete son letras integrantes de otra palabra conocida, y que al descubrirlo mi sorpresa y susto fue mucho mayor. Las letras Rumete forman la palabra M U E R T E…

Derechos reservados Románticoysoñador85 Octubre 2013
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