cuando la vida ya se fue al garete.
Simplemente me sumo a la protesta
cada vez que me estiro en el retrete.
Ni busco la batuta de la orquesta,
ni asestar un estoque de florete.
Solo gozar tranquilo de la siesta
después de un suave trago de clarete.
Al apacible sol de la floresta
la libertad me brinda su billete
y el gallo del orgullo alza la cresta
harto de caminar como un paquete.
Y mientras en las calles todo apesta
la indiferencia es la mejor apuesta.