la vida se pasó sin darme cuenta.
Camino voy del cielo que me tienta
herido por el frío de otro enero.
Arrastro solitario compañero,
la sombra de una imagen cenicienta.
Maduro girasol que el sol inventa
y se resiste al viaje del barquero.
Abrazo la esperanza como loco.
Ungido por el bálsamo divino,
el mundo terrenal me sabe a poco.
Aferrado a los bornes del destino,
se estremece mi piel en cuanto toco...
al amor de las rosas y del vino.
Rybka.