
Te falté, amada, mía, y te pido
muy dolido perdones mi falta,
es tan alta la ofensa, que estimo
que perdón ya no tiene ni excusa,
quien abusa engañando a su esposa
puesto que osa seguir su aventura.
No es mi caso, desliz fue el pecado,
ya es pasado, lo que hice jamás,
sentirás que otra vez te hace daño.
Te prometo ya nunca ofenderte
seré fuerte, leal y sumiso
y preciso que tú me dispenses
Otorgando el perdón suplicante
que constante y contrito te ruego,
pues no niego, que he sido un infame.
Te amaré siempre, no más errores,
ni dolores, ¡te quiero mi amor!,
por favor, dame ya tus perdones.
_________________