
Miro la eternidad del infinito
y su paz me conmueve,
con tinta juvenil,
las horas de cristal de mi vejez;
sueños color milenio, que cabalgan
mi diminuto espacio de grandes ilusiones.
Un mundo de millones de fotos,
de recuerdos rebeldes que se escapan
y brotan sublevados en otoño,
confundidos. Los toco,
los escucho, los siento
marchitándose justo en el momento
fugaz, de tu mentira y mi locura.
ANA (LA MUKA)