Quiso colgar en un rincón su lira,
quiso dejar en un cajón su pluma
quiso perderse entre la densa bruma
de un crepúsculo triste que ya expira.
Quiso saber si por amor suspira
la rosa que cortada más perfuma,
o solo que al morir dolor rezuma
en la entrega final a que ella aspira.
Sin más respuesta que el silencio amargo,
el batel encallado en los bajíos,
presta el alma a salir de su letargo,
con total voluntad y nuevos bríos,
ni se entrega ni cede ni zozobra,
que si le falta tiempo, amor le sobra.
Jesús (Madrigal)