Sobre la pura esencia del amor
espero una amatista.
Mi corazón anhela el verde de tus ojos.
Adoro tu esencia de piel blanca
y tu pelo de color castaño - oro - suave -
y mi cuerpo es un volcán, que rompe la costura
de los tiempos.
Y escalo las montañas de tu cuerpo,
soy un brujo
que adivina el jolgorio de tu sexo
y te besa cada pliego hasta morir.
Regálame, ¡Oh mujer! , tu juventud
y tus labios de sal
en la playa donde el mar
copula con la arena.
Soy ese sol que te penetra
y te broncea en calentura
cuando, tú, esos pechos de frutilla
exhibes en la tarde
para besarlos y comerlos
en un rito.
Yo disputo con las olas
para tenerte junto a mi
en este espacio, único, sin tiempo
donde la sal de nuestros cuerpos se dilatan
en un efluvio
amordazando al minotauro.
Y te contemplo en plenitud
y me deleito en ser tu amante
Te amo… ¡para siempre!
y me someto a esta lujuria existencial.
A ti, te debo la palabra, MUSA.
espero una amatista.
Mi corazón anhela el verde de tus ojos.
Adoro tu esencia de piel blanca
y tu pelo de color castaño - oro - suave -
y mi cuerpo es un volcán, que rompe la costura
de los tiempos.
Y escalo las montañas de tu cuerpo,
soy un brujo
que adivina el jolgorio de tu sexo
y te besa cada pliego hasta morir.
Regálame, ¡Oh mujer! , tu juventud
y tus labios de sal
en la playa donde el mar
copula con la arena.
Soy ese sol que te penetra
y te broncea en calentura
cuando, tú, esos pechos de frutilla
exhibes en la tarde
para besarlos y comerlos
en un rito.
Yo disputo con las olas
para tenerte junto a mi
en este espacio, único, sin tiempo
donde la sal de nuestros cuerpos se dilatan
en un efluvio
amordazando al minotauro.
Y te contemplo en plenitud
y me deleito en ser tu amante
Te amo… ¡para siempre!
y me someto a esta lujuria existencial.
A ti, te debo la palabra, MUSA.