Te voy a imaginar desnuda y sin memorias
que nutran soledades y carruajes de plata.
Te voy a imaginar sin rodeos ni historias
que puedan solapar lágrimas de hojalata.
Te voy a imaginar, con adivinatorias
dotes, para que sepas lo que en verdad me mata.
Te voy a imaginar sin desgracias ni euforias,
y así no surja nunca el amor que nos ata.
Te voy a imaginar tirando de esta cuerda
imaginaria -más fuerte, más fuerte, más…-.
Te voy a imaginar imaginando al fin
que el que imagina sueña, y el que sueña -recuerda-
recuerda, siempre -ámame-. Recuerda y me verás
arañando con besos y betún tu carmín.