Cae la noche y justo en el descanso de mi sueño
apareces flotando de pie en mi reposado océano,
mientras yo navego a ti percibiendo la calma
que producen las estrellas y la luz de luna llena;
y en ese mismo instante al tomar firme tu mano
siento en mi ser recorrer un calor inesperado,
que hace a la suave brisa ser un viento huracanado
haciendo caer tu cuerpo sobre el mío y en mis brazos,
yaciendo sobre mi bote completamente acostados
fundiéndonos en un beso con tintes apasionados,
liberando así esa energía contenida por los años y
tormenta de dos cuerpos por ese momento ansiado,
susurros que en el silencio son estruendos de la noche
con las almas desbordadas en una entrega anhelada,
agitándose impetuosos en su vaivén voluptuoso
como olas iracundas sobre un mar enfurecido,
extenso hasta el horizonte, profundo y vehemente
sinónimos de caricias que se esculpen con las manos,
moldeándonos nuestras formas al estar entrelazados
conjurando esa pasión con un amor consumado.
Pietro

Abril 1 de 2019
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