las aguas del rio acarician tus pies,
-Mariano- me dices muy enamorada-
ven dame tu beso por fín esta vez-.
Me acerco, te miro y un beso te doy
en esos tus labios de almibar y miel,
y al cielo agradezco porque desde hoy
siento la tibieza de tu suave piel.
También agradezco al Eterno Hacedor
porque no te hizo de un simple papel,
usó mármol fino y, cual escultor,
moldeó tu figura con diestro cincel.
Las aguas del rio al paisaje le daban
un toque de vida con mucho esplendor,
mientras que en la orilla las aves cantaban
con notas hermosas, canciones de amor.
En esa corriente de aguas cristalinas
muchos pecesillos vimos desfilar,
a veces saltaban con maromas finas
buscando del agua tal vez escapar.
La brisa del campo nos acariciaba,
alegre reías feliz junto a mí,
sobre la gran piedra que en el rio estaba
sentías el beso que al fín yo te dí.
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Mariano Bequer.
Maracaibo, 05/10/06